CONSTRUYENDO JUGUETES

Volvemos al Espacio Abierto de la Quinta de Los Molinos (Madrid) con un nuevo taller: CARPINTERÍA ECOLÓGICA. (Fotografías cedidas por Espacio Abierto: Lukasz Michalak / Madrid Destino)

Este taller forma parte de una serie de propuestas alrededor de la construcción natural y la agroecología, fruto de la colaboración entre Lucía (EL BANCAL AGROECOLOGÍA) y Mónica (que soy yo: ARQUITECTURA ARTESANAL).

MADERA DE ÁRBOL.

Juguemos con madera de verdad.

Ejes de castaño
Ruedas de roble

Talleres para peques con El Bancal

Desde septiembre del 2019 estamos programadas en el espacio abierto Quinta de los Molinos de Madrid con dos talleres familiares mensuales de agroarte y bioconstrucción artesanal. Lucía es mi gran amiga y me invitó a colaborar con su cooperativa El Bancal en 2017, cuando hicimos nuestros primer taller juntas. Ella explica mejor que nadie por qué molan tanto nuestros talleres.

LOS TALLERES SE RETRASAN A NOVIEMBRE. ¡NOS VEMOS EN MADRID! SALUD Y CUIDADOS

CHARLA ENCONTRO ESPIGA 2019. ARQUITECTURA Y TERRITORIO

Conferencia en el encuentro de Espiga 2019, Asociación Galega para a Bioconstrución. (ver todas las charlas).

Texto de preparación:

ARQUITECTURA Y TERRITORIO.

La arquitectura vernácula tiende hilos visibles al territorio. La piedra de la montaña, la cal de la caliza, la madera del bosque, el barro de sus vetas, los colores de la tierra, la paja de la hierba, el calor de la leña, la energía del molino. De la materia al material había solo un paso, basado en el conocimiento profundo del entorno, del que se vivía, en el que se vivía. En general procesos sencillos de extracción y manufactura pero llenos de oficio. Esta cultura del territorio conectaba a las personas con la naturaleza y sus recursos, permitiendo resolver sus necesidades desde procesos palpables y hermosos. Si este saber va olvidándose, si no se usa, los hilos que conectan el paisaje con nuestras paredes desaparecen.

Lo que sigue en pie nos habla claro. Sus materiales tienden una línea visible hacia el territorio. La construcción popular, vernácula, tradicional o como quiera llamarse a aquella hecha antes de la revolución petroquímica, es honesta y responde con transparencia a las necesidades que la dieron forma. Piedra, madera, barro, cal y algún clavo al servicio del ingenio de muchas generaciones que han transmitido su saber. El resultado es espectacular, visto el contraste que genera con nuestro nuevo mundo afeado. Lo viejo es hermoso casi inevitablemente. Sin embargo se abandona, se cae, se muere. La cultura milenaria se desmorona y no todo se salva. Pronto nadie sabe.

En el modo actual de levantar edificios (o de habitar en el mundo), la rehabilitación es costosa. La artesanía aún más. Antes el coste era más directo y el arte era posible. El oficio y sobre todo el esfuerzo por un buen-hacer abundaba, como la paciencia de que todo lleva un tiempo. Ahora nos perdemos en la parte contratante de la primera parte y no queda dinero para la acción. Todavía es barata la industria del petróleo y del cemento, cuyo coste real (impacto y energía consumida) aún no se refleja en el precio de venta al público.

Extraña modernidad.

Proyectos de profesionales cualificados con título universitario, redacciones con justificaciones técnicas y cálculos y más cálculos y párrafos y más párrafos y medio mundo sentado frente a un ordenador. Lógicamente, nos hace falta mucho aislamiento. Las construcciones son reglamentarias, seguras y aceptadas estéticamente, pero esta vez los hilos hacia el territorio donde habitamos son confusos, o directamente invisibles. Consumimos a ciegas.

¿Sabemos de dónde vienen los materiales que usamos? Cómo y de qué están hechas, cuánta energía se llevan, cuánto duran, qué hacer con ellas cuando dejen de valer, cuánto impacto visible o invisible en la vida del planeta, o de nosotras mismas. Imaginamos y construimos al margen de esta información y a no ser que comencemos a reaprender las otras maneras, pronto no habrá para todas. En un contexto en el que la energía escasee, muchos productos usados hoy masivamente comenzarán a faltar o a tener un coste elevado. En ese momento, mirar al territorio y saber manejar sus materias primas con bajo impacto energético será necesario. La vuelta a las técnicas ancestrales es solo cuestión de tiempo. ProArtesanía del futuro. Es una tecnología posible y deseable.

Es importante que haya experiencias en este campo, que vayan profesionalizando la capacidad de construir con éxito “de otra manera”. La reproducción -tal cual- de la manera antigua no es posible ni necesaria, principalmente porque las necesidades y posibilidades de hoy en día son otras. Vivimos distinto. Nuestra expectativa de confort es grande. El reto es desarrollar una nueva arquitectura vernácula que dé respuesta a las demandas comunes inspirada en los aciertos de la arquitectura (y cultura) precedentes. Rescatar lo útil y lo posible. Innovar tecnológicamente usando el ingenio. Probablemente algo de cemento y plástico sea inevitable para la transición. La idea es ir invirtiendo la balanza.

Mientras tanto, y por si el gran cambio nunca llega, se dan los pasos que se pueden. En cada región hay una arquitectura que da respuesta a las necesidades de quienes la construyeron, adaptadas al clima y a los recursos disponibles. Identificarlos puede ser el primer paso. ¿qué piedra de qué cantera? ¿qué madera de qué árbol? ¿qué tierra de qué veta? ¿qué cal de qué calera? ¿qué teja de qué tejera? ¿qué color de qué pigmento? Empoderarse localmente de la corteza terrestre. La soberanía constructiva empieza por conocer nuestro territorio.
Preguntemos a nuestros mayores.
Y seamos muy felices.

Gracias

Mónica Bujalance Moreta.

Extremadura. Septiembre 2019.

Arquitecta de pueblo especializada en materiales naturales y técnicas tradicionales vernáculas con experiencia en la construcción artesanal con cal y yeso gracias a las enseñanzas del maestro artesano Luis Prieto y a la participación como albañila en cuadrillas experimentales vinculadas a procesos de autogestión. Activista en el colectivo Autoconstrucción de defensa de la soberanía constructiva y social. Participante en diversos proyectos de documentación, divulgación y formación para todas las edades. En la actualidad habitante de La Vera extremeña y ensayista de modos de construir en contacto con la naturaleza.

Taller de revocos naturales para la arquitectura local

Amaranta Jerónimo, amiga artesana y bioconstructora a la que admiro sobre todo por su extraordinaria dulzura y hermosura, me invitó a este taller en el I ENCUENTRO POR LA INNOVACIÓN SOCIAL CONTRA LA DESPOBLACIÓN en diciembre del 2018 en la Sierra de Gata, que organizó MOSAICULTURA.

El formato fue una charla-show sobre materiales naturales. Aquí un video del encuentro, con nuestro taller al inicio.

Jornadas europeas de patrimonio 2018

Participamos en estas jornadas con dos talleres realizados en dos pueblos de la Comarca de La Vera:

TALLER EN VILLANUEVA DE LA VERA

Las maderas y carpinterías de Villanueva de La Vera están mal conservadas, es un hecho. ¿Una pintura que se cocina? Sí. Agua, harina, aceite, jabón y pigmentos naturales. Todo de la zona. Diferente a la química moderna en frío, se elabora cocinando con calor en una olla. Ecológica, muy económica y fácil de aplicar, de gran resistencia a la intemperie, evita la acción de los rayos ultravioletas que destruyen la madera.

Comenzaremos la jornada cocinando, luego repartiremos la pintura y comenzaremos a pintar las maderas de aquellos que accedan al hecho, gratis. Previamente se comunicará la propuesta a las autoridades de la zona, acordando un plan conjunto de intervención, y posteriormente se buscarán los participantes, vecinos y alfoz.

Pintura a la cola, de trigo, de tierra roja, de verde montaña, de engrudo, etc. Con nombres zonales en toso los países de Europa y resto del planeta. Esta idea ha sido desarrollada por innumerables asociaciones y vecinos en todo el continente europeo, ha sido probada con éxito. Caminamos sobre seguro. (Aquí un video que ilustra una experiencia en Francia: TERRES ET COULEURS)

Los objetivos son difundir el sentido de la propiedad colectiva del patrimonio cultural material e inmaterial, mediante la actuación directa en el mismo, por parte de los usuarios. Recuperar técnicas tradicionales zonales de conservación de este e iniciar un camino a seguir. Motivar mediante la práctica el conocimiento del trabajo de los demás. Realizar un trabajo real que aumentará el patrimonio existente.

TALLER EN GARGANTA LA OLLA

Hermosos nuestros pueblos hechos del material del paisaje. Pueblos que responden a su clima y a la vida de las personas, sus labores y sus costumbres.

El objetivo principal es acercar a la población el conocimiento acerca de las técnicas y los materiales que han levantado los pueblos y sus casas, para facilitar su puesta en valor desde la admiración y el respeto por su acierto e inteligencia, además de por su belleza y perdurabilidad. Responder a los cómos y los porqués de estas arquitecturas, incidiendo en la conservación, no solo protegiendo también reproduciendo: aprendiendo las buenas prácticas.


So beautiful are our towns made of landscape material. Towns that respond to their climate and people’s lifes, their work and their customs. The main objective is to bring to the population the knowledge about the techniques and materials that have raised the towns and their houses, to facilitate their value from the admiration and respect for their success and intelligence, as well as for their beauty and perdurability. Respond to the essence of these architectures, focusing on conservation, not only protecting also reproducing: learning good practices.

Mi vecino Leoncio me regaló un ramo de jenillo. Mira, con esto encalaban las casas, aunque se decía enfaldegar Y me enseñó un escobillo, la brocha de jenillo atada con mimbre (pero no con la mimbre sauce, que es muy bronca y rompe enseguida) que guardaba de su madre. También me cantó lo de A las de la calle calero / la multa la van a echar / por tener en los zaguanes / la tinaja de la cal. El jenillo pasó la tarde en la puerta mientras limpiábamos el patio y como era verano pasó mucha gente y no hubo mujer que no parara y contara su historia con el jenillo.

El taller-exposición tendría jenillos y la invitación a las mujeres del pueblo a fabricar un escobillo. Tendría tinajas con cal (aérea y grasa) para elegir alguna parte del pueblo donde aplicarla. También piedras calizas y libros con los que contar el ciclo de la cal desde el horno de leña hasta su lenta carbonatación que la convierte tras millones de años en la piedra original. Añadiríamos a la lista la cal morena y la arena con la que amasar morteros y realizar muestras de revocos tradicionales. Mostraríamos los revocos populares, esgrafiados, estucos o los acabados de influencia flamenca traídos a partir de la época de Carlos V. Hablaríamos sobre sus condiciones técnicas, como su transpirabilidad y elasticidad, y sobre su historia, desde el Creciente Fértil hasta nuestros días.

A mi amigo David le pregunté por el amarillo de Garganta La Olla. Es una tierra que sale de la finca de mi abuela. Había un barro para hacer tejas, y otro, esa tierra amarilla, que se daba a las maderas y a las paredes. ¡Bueno! ¡pues sí que duraba!, apuntaba su madre. Expliquemos que las pinturas salen de la tierra. Los cavernícolas ya lo sabían y pintaban cabras, manos y bisontes con tierras de colores, calcinándolas para obtener rojos y carbón. Expondríamos un amplio muestrario de colores minerales y ligantes naturales, fabricando pinturas válidas para fachadas y maderas.

La cal es joven a los cien años, me dicen en el pueblo. Mira si es alta la torre y ahí sigue en pie después de tantos años. Y yo me pregunto por qué no se levantan ya los muros con argamasas de cal, o se pinta con la tierra amarilla, o se enfaldega, o se protege las maderas con verde malaquita.

Esta propuesta trata de hilar ese sano interés por mirar al pasado y recordar lo que fuimos, con un conocimiento técnico y profesional, para que el patrimonio cultural forme parte de nuestro presente y futuro. El evento consistiría en reproducir un taller de construcción artesanal en la plaza del pueblo y permitir, a lo largo de un día, que las historias se recuerden y se registren, realizando pequeñas acciones (fabricación de brochas y de pinturas, ejecución de muestras de revoco), organizando paseos guiados y compartiendo conocimiento útil para todas las edades.

My neighbor Leoncio gave me a bouquet of jenillo. Look, with this plant they lined the houses, although it was said to enfaldegar And he showed me the jenillo brush tied with wicker (but not with the willow willow, which is very rough and breaks right away) that he kept from his mother. He also sang to me A las de la calle calero / la multa la van a echar / por tener en los zaguanes / la tinaja de la cal. The jenillo spent the afternoon at the door while we cleaned the patio and, as it was summer, many people passed and there was no woman who did not stop and tell her story with the jenillo. The workshop-exhibition would have jenillos and the invitation to the women of the town to make a brush. It would have jars of lime to choose some part of the town where to apply it. Also limestones and books to explain the cycle of the lime from the wood furnace to its slow carbonation that turns it after millions of years in the original stone. We would add to the list the brown lime and the sand to knead mortars and make samples of traditional plasters. We would show the popular plaster, sgraffito, stuccos or finishes of flamenco influence brought from the time of Charles V. We would talk about its technical conditions, such as its breathability and elasticity, and its history, from the Fertile Crescent to our days. I asked to my friend David about the yellow of Garganta La Olla. It’s a land that comes from my grandmother’s farm. There was a mud to make tiles, and another, that yellow earth, that was given to the wood and the walls. Good! Yes, it lasted! Pointed his mother. Let’s explain that the paintings come out of the earth. Cavemen already knew it and painted goats, hands and bison with colored lands, calcining them to obtain reds and coal. We would expose a wide sample of mineral colors and natural binders, making valid paintings for facades and wood. Lime is young at the age of one hundred, they tell me in the town. See how tall is the tower, and it still stands there after so many years. And I wonder why (almost) no one lifts the walls with lime mortar, or paints with yellow earth, or whitewash, or protects the woods with malachite green. This proposal tries to add to that healthy interest of looking at the past and remembering what we were, with technical and professional knowledge, so that cultural heritage is part of our present and future. The event would consist of reproducing a craft workshop in the town square and allowing, throughout a day, stories to be remembered and recorded, performing small actions (making brushes and paints, executing plaster samples), organizing guided walks and sharing useful knowledge for all ages.

Taller en Villanueva de La Vera

Acabados naturales en la Ermita del Cerro (convocatoria contenedores de arte 2017), taller y paseo con el maestro artesano Luis Prieto. Organizamos la colega Marta P. Jerónimo y una servidora.

(El texto es de Luis Prieto)

A nuestro entender se celebró con gran afluencia de público, comparándolo con otros muchos realizados en otras localidades.

El taller se realizó de modo abierto, respondiendo a las dudas de los presentes. Esto nos permite comprobar el grado de conocimientos de los que preguntan y surge el debate general, asimismo nosotros preguntamos y comprobamos los conocimientos locales.

Se trató de dar un enfoque local, partiendo de los materiales y revocos de cal de la ermita del cerro y los presentes en Villanueva de la Vera.

A partir de aquí surgen varias cuestiones y comprobaciones de orden general.

Existe un creciente interés en las técnicas tradicionales artesanales, incluso varios de los presentes intentan revivir estas viejas y siempre nuevas industrias. Apoyados en el aspecto ecológico y artístico y de manera menor por su uso histórico y ancestral en la comarca.

De todos los temas tratados y trabajados el que mayor atención causo fue sin duda el conocimiento del origen de los colores, tierras naturales normalmente cercanas y zonales, y su uso no solo estético sino funcional. El color es una materia.

Derivado de lo anterior podemos sacar varias conclusiones.

Se ha producido un fallo en la transmisión histórica, ninguno de los presentes supo responder de donde procedía la cal con la que ha sido construida Villanueva de la Vera. Ni sus colores.

En general se desconocían las leyes y normativas oficiales sobre el tema, las directrices del consejo de Europa que abogan por construir y restaurar con materiales zonales, la ausencia o no, de un plan de color y materiales para la zona y el plan general de arquitectura popular en vigor, que ayudarían a suplir estas carencias.

Tratamos de desmitificar la leyenda negra de su alto coste, en los países de nuestro entorno se consideran técnicas contemporáneas y están creando una economía de alto valor para las poblaciones.

Se notó la ausencia de más profesionales, a su vez demandados por los partícipes. O no existen en la zona o son pocos. Prima la construcción con materiales contemporáneos.

Aun así, se pudieron recabar datos interesantes, el enfalbegado, aplicación de barro en las paredes de las casas, que hacían las mujeres para luego enjalbegar, con cal grasa como podemos comprobar en el paseo.

Este barro tenia una sola procedencia, y aunque no pudimos datarla es viable obtener los datos.

Apareció en boca de uno de los ancianos del lugar la palabra arcatifa que tanta sabiduría contiene en las artes de la albañilería.

Declarado conjunto histórico artístico en 1982. De probada belleza.

Tuvimos la ocasión se ser conducidos por un erudito, David. Ni que decir tiene que todas las apreciaciones anteriores no sirven para los eruditos y amantes del lugar, que justamente tratan de conocer y divulgar sus conocimientos para el bien de los demás, y en este caso son muchos y buenos.

Villa de cal y canto, madera, hierro y barro, de buena cal grasa y magra. Como corresponde a la economía popular, la magra debajo y la grasa encima. Pero también hay grasas, aceites, colas y muchos huevos. Y mucho color, tierras ocres, almagras, la villa debió ser más colorida que en la actualidad.

En este recorrido apreciamos el gran valor de estas arquitecturas vernáculas. Como decía Ruskin, la ruina es bella, de acuerdo, pero como digo yo, se cae. Por una parte, se nota la ruptura con los antiguos materiales, que con su incompatibilidad estética y técnica afean la vista. No se aprecian graves daños estructurales evidentes, pero sí un gran abandono en el tratamiento de las maderas de balconadas y en general, que se han vuelto grises por la acción del ultravioleta y están al borde del colapso en la mayoría de los casos.

Urge la creación de asociaciones locales o regionales de partícipes que conciencien a los de la cosa para promover con carácter altruista o profesional la restitución a su estado primigenio con técnicas locales respetuosas con el medio en el que se desarrollan.

Y los artistas que trabajen con materiales ancestrales, por favor.

Esto no sería costoso, crear una asociación y promover, cada uno desde su posición, el bis a bis cercano, dar a conocer.

Este ha sido el intento, no sé si lo hemos conseguido.

Laus Deo